viernes, 30 de marzo de 2012

¿ Porque cambiar una rom original en android ?

Es común entre las personas más técnicas que según cae un aparato con Android en sus manos (móvil, tableta …) estudiar la opción de cambiar la ROM que lleva.
Quizá el primer tema es describir con precisión a que se llama ROM en la jerga Android. No hay una norma unificada pero en general es lo que siempre hemos conocido en el mundo del software libre como una distribución: todo el software que hace que funcione el hardware. El gestor de arranque, el núcleo y sus controladores, las librerías básicas para que funciones el sistema, las herramientas de desarrollo, las aplicaciones, los juegos …

Desde las primeras versiones de Android ya existieron ROM alternativas a las oficiales que se incluían dentro del aparato que venía de fábrica con Android. En ocasiones ha sido muy fácil cambiar la ROM que viene cuando se trata de hardware amigable para ello, como por ejemplo el que ha lanzado Google con su Nexus One, que si bien pierdes la garantía, es sencillo habilitarlo para poder instalar nuevas ROMs. En otros casos es más complejo, porque o bien los fabricantes, o bien las operadores que venden los aparatos con Android, prefieren tener control sobre el software que se incluye, aunque en general, con la gran mayoría de dispositivos se ha encontrado la forma de “rootearlo”. Pero volvamos a la pregunta original, ¿por qué hacerlo?
Una de las principales motivaciones es la de tener control total sobre lo que se ejecuta en nuestros dispositivos. Ser nosotros quienes controlamos que núcleo y aplicaciones funcionan, su procedencia, y no depender de las decisiones de terceros con intereses comerciales normalmente. El aprender a fondo Android y el hardware que lleva y sus posibilidades, es otra de las motivaciones. En ocasiones lo que ocurre es que ciertas funcionalidades sólo están disponibles con permisos de “root”, que no se suelen tener en las ROMs de fábrica, como por ejemplo el tethering (compartir la conexión de red) o las capturas de pantalla. Y la más generalizada es quizá por estar a la última: desde que se hace publica una nueva versión de Android hasta que nuestro operador o fabricante nos actualizan, pasan varios meses si es que nos actualizan. Las ROMs más activas, como Cyanogen, tienen nuevas versiones tras una o dos semanas.
Poco a poco estos motivos se van suavizando. En versiones como Android 2.2 ya se puede hacer tethering de fábrica, a pesar de que no les guste a las operadoras, y es previsible que los fabricantes sean cada vez más ágiles a la hora de seguir el ritmo de evolución de Android. Pero siempre estará de fondo esa libertad de poder ejecutar lo que queramos que sólo se tiene totalmente cuando instalamos nuestra propia ROM.

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